"El equipo que cargo conmigo es una 5D Mark II. Llevo dos lentes fijos 35mm f/1.4 y 135mm f/2. Tengo un tercer lente, el 24-70mm f/2.8. Todo depende de la situación en las manifestaciones y disturbios, las cosas cambian de un momento a otro. Todo es muy inesperado.
Nunca me han detenido o quitado mi equipo. En este tipo de situaciones, donde todo es muy tenso y se tiene que estar atento a lo que pasa a tu alrededor, creo que lo mejor es ser prudente. Estar pendiente del resto de los fotógrafos que está trabajando en el sitio y no abusar de la confianza. Uno no puede predecir si la policía va a respetar o no tu integridad por cargar un carnet de prensa o un equipo fotográfico.
Me ha tocado bajar la cámara muchas veces. Hay momentos en que los manifestantes te piden que no tomes fotos. En otras ocasiones, la policía o la Guardia Nacional se ha sentido molesta con la presencia de los fotógrafos y te prohíben hacer fotos. Incluso, me han llegado a amenazar y hasta apuntar con un arma.
Para mí es importante conservar la calma y no permitir que la situación -por más critica y delicada que sea- determine una mala reacción de mi parte. No tengo ningún recuerdo en el que me haya sentido invadido por un miedo tan fuerte, como para quedar paralizado, pero sí me he encontrado en situaciones bastante tensas, como para tomar la decisión de irme inmediatamente del lugar y evitar pasar un mal rato.
Cuando estás en las protestas y, sobre todo, cuando te encuentras del lado de los manifestantes, te topas con heridos o asfixiados por las lacrimógenas. Enseguida, el resto de los manifestantes sale a socorrer y mi primera reacción es capturar el momento de lo que está pasando. Pero el día en que un grupo agredió a un colega fotógrafo, sin dudarlo, dejé de tomar fotos para darle mi ayuda. Cuando se calmó todo, cuestioné mi reacción. En ese momento, era hacer la foto o dejar que golpearan a mi compañero. Luego pensé que hice lo correcto".
Federico Parra - Fotógrafo
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