Cuando éramos niños, mi hermano Ely Saúl y yo «construimos» una bicicleta rin 22. Para conseguirla, recogimos y reciclamos piezas de bronce, plomo, cobre y otros objetos; así obtuvimos el dinero y las partes del vehículo que nos haría libres. El estacionamiento del Bloque 35 en el 23 de Enero, Caracas, era nuestro circo imaginario. Éramos insensatos, pero libres. Al regresar del colegio un día de 1973 la 22 no estaba. Neisa, nuestra madre, en su metáfora protectora, la había echado a volar. Nunca preguntamos nada. Para saldar esa deuda infantil y presentar Cabeza de Esso he recurrido sin vergüenza a la reapropiación de las máscaras africanas, a Julio González, a Picasso y su Cabeza de toro (1942), a la sexualidad, a los sempiternos solidarios, a Nelson Sánchez-Chapellín por estar siempre ahí y, finalmente, a lo que ha estado en mí desde que descubrí las bellas artes: los museos, esas «casas bellas e impolutas» dedicadas a exhibir, difundir y preservar el arte-objeto de los otros.
Esso Álvarez
Cabeza de Esso (ensamblajes) de Esso Álvarez a Cabeza de toro (1942) de Picasso. Veintiún objetos ensamblados de diversos formatos, elaborados en técnica mixta y realizados en Caracas entre los años 2013 y 2014.
Proyecto expositivo coordinado por Félix Hernández y Esso Álvarez, con asistencia de Vivianna Tanasi. Del 6 de septiembre al 7 de noviembre en el Museo de Arte Afroamericano (Av. Occidente de San Bernardino).
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