El portafolio de Ramón Lepage, sin duda, es diverso. En él hay protestas políticas, marchas, fiestas tradicionales, naturaleza, comidas, retratos a todo tipo de personajes y pare de contar.
Hasta hace poco era usual ver sus fotografías en las páginas de Todo en domingo ―revista de El Nacional―, pues allí estuvo durante más de seis años haciendo todo tipo de trabajos, como retratar platos para la sección gastronómica, las murallas de Cartagena o a personajes tan disímiles como Oscar Yanes y Osmel Sousa. Pero los intereses de este fotógrafo nacido en Tovar cambiaron.
Desde hace año y medio, junto a Gabriel Osorio y Gregorio Marrero, está desarrollando OrinoquiaPhoto, “una agencia que representa imágenes y fotógrafos. Tenemos presencia en la web con fotos en alta resolución, motores de búsqueda y otros recursos. Estamos creando un archivo fotográfico de Venezuela que pueda servir para uso editorial o comercial”. Dice también que el proyecto nace por la necesidad de organizar el trabajo de los fotógrafos de las áreas periodística, documental y editorial, de una manera que la plataforma sea una vitrina.
Orinoquia también surge como una respuesta a los inconvenientes que se pueden encontrar al exponer, como la experiencia que vivió Lepage durante el Primer mes de la fotografía, organizado en 2003 por la Embajada de Francia. “Estaba participando con el Grupo Callejero Criollo ―junto a Iván González, Gregorio Marrero, David Maris, Gabriel Osorio, Nicolás Pineda, Pedro Ruiz y Guillermo Suárez― y, faltando dos semanas, nos suspendieron la exposición alegando que estaba prohibido el tema político, pero a nosotros no nos lo habían dicho. Orinoquia es una forma de que el trabajo sea tomado en serio, a veces, los mismos fotógrafos no lo hacen”.
Pronto van a presentar su primera muestra colectiva, Palabra clave: poder, en la que participarán 26 fotógrafos de la agencia, incluyendo al propio Lepage, quien vuelve a exponer después de varios años. “Antes participaba mucho en exposiciones, siempre estaba pendiente de mandar trabajos a algún salón, pero había cosas que no me gustaban: no hubo una exposición que me llenara del todo, las personas con quienes me tocó exponer, la corredera para participar en un salón… Llegó un punto en que decidí no participar”.
Pero no todas las experiencias en muestras y salones fueron negativas. Al poco tiempo de regresar a Venezuela ―había estado en Boston estudiando bachillerato, Ciencias de la comunicación (Emerson College) y Fotografía (Art Institute of Boston)―, su obra Trasandina ganó el Premio Luis Felipe Toro en 1994. “Tuve mucha suerte, no me lo imaginé porque fue un trabajo que copié cuando estaba en Estados Unidos y yo no conocía la fotografía que se estaba haciendo aquí. Fue un buen comienzo”.
En el trabajo comercial de Lepage hay fotografía de productos ―Alimentos Heinz―, documental ―Aerotuy― y algo de corporativa ―PDVSA―. “He hecho de todo un poco. También me dediqué un tiempo a dar clases en Clarines y cursos de verano en el Museo Jesús Soto de Ciudad Bolívar. Luego di el taller de Cámara oscura en la escuela de Roberto Mata y en la ONG, donde también he dado, varias veces, el curso de Foto-periodismo”.
Son muchos los temas y situaciones que Ramón Lepage ha fotografiado durante los tantos años que tiene trabajando, y es solo uno el que, de alguna manera, lo marcó: Retorno visual al soberbio Orinoco (1998). “Fue un trabajo en conjunto con Henry González y Luis Brito. El proyecto consistía en recorrer el Orinoco y obtuvimos financiamiento de Cementos La Vega para realizarlo todo: el viaje, la producción, la exposición. Aunque uno siempre piensa que los trabajos nunca son suficientemente completos, considero que éste sí lo es”.
Si bien sigue haciendo trabajos sencillos para publicidad y algunas fotografías en calle ―como manifestaciones―, Lepage siente que está en una nueva etapa. “Orinoquia me ha hecho reencontrarme con muchas cosas. Me las estoy tomando con mucha más calma que antes, uno las hace porque quiere y punto. Lo importante es tener constancia y estar enfocado en tu trabajo”.
Mílitza Zúpan - Noviembre de 2006
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