Pocos fotógrafos logran combinar su trabajo más íntimo con el comercial. Buscándolo o no, Jesús Ochoa lo logró. Sus imágenes autorales han servido para hacer campañas o calendarios, siendo el caso más reciente el de British Petroleum, compañía que editó una agenda con fotografías de su trabajo dedicado a lo popular venezolano.
Hoy Jesús está dedicado a la fotografía aunque, al principio, ésta era solo una afición. Estudió diseño gráfico y lo ejerció durante varios años. Mientras trabajaba en un conocido canal de señal abierta como Director de Arte del área digital, surgió la necesidad de tomar fotos para algunas secciones. Entonces, hizo un curso básico para reforzar sus conocimientos. Y, sin duda, fue una decisión trascendental.
En poco tiempo, casi sin darse cuenta, estaba inmerso en el mundo de las imágenes dedicado a sus propios proyectos, como Mujeres del cacao, con el cual ganó una mención especial en el Premio Andrés Mata en 2001. Este trabajo nace siendo alumno, cuando tomó su primer curso de fotografía con Edgar Moreno en Chuao, y lo considera un homenaje a las mujeres de ese pueblo. Ha sido expuesto en Italia, Francia y Venezuela, y es parte de la exposición permanente del Museo del Cacao en Bruselas, Bélgica.
En meses recientes viajó a la India porque, entre otras cosas, le llamaba la atención el hecho de que las ciudades tuvieran nombres de colores. El trabajo que realizó allí ha fascinado a quienes lo han visto. Lo curioso es que aún no le ha puesto nombre, pero ya tiene fecha y lugar de exposición.
Jesús Ochoa también se ha dedicado a documentar lo tradicional venezolano, muestra de ello es su serie Fiestas populares. En abril de este año recibió la mención honorífica en el Salón Nacional de Arte Aragua, por El Nazareno me dijo, un ensayo de colores intensos que forma parte esa revisión.
Hace dos años, el fotógrafo Roberto Mata le propuso ser docente en su taller, y Jesús puso una condición para aceptar: que la clase que diera fuese en Chuao; así surge el curso Chuao apuntes de viaje. Ahora, ha decidido dar color a la escuela dictando el Documentalismo en color, ya que casi todos los trabajos que realizan los alumnos son en blanco y negro. “Ése es mi aporte”.
En poco tiempo, casi sin darse cuenta, estaba inmerso en el mundo de las imágenes dedicado a sus propios proyectos, como Mujeres del cacao, con el cual ganó una mención especial en el Premio Andrés Mata en 2001. Este trabajo nace siendo alumno, cuando tomó su primer curso de fotografía con Edgar Moreno en Chuao, y lo considera un homenaje a las mujeres de ese pueblo. Ha sido expuesto en Italia, Francia y Venezuela, y es parte de la exposición permanente del Museo del Cacao en Bruselas, Bélgica.
En meses recientes viajó a la India porque, entre otras cosas, le llamaba la atención el hecho de que las ciudades tuvieran nombres de colores. El trabajo que realizó allí ha fascinado a quienes lo han visto. Lo curioso es que aún no le ha puesto nombre, pero ya tiene fecha y lugar de exposición.
Jesús Ochoa también se ha dedicado a documentar lo tradicional venezolano, muestra de ello es su serie Fiestas populares. En abril de este año recibió la mención honorífica en el Salón Nacional de Arte Aragua, por El Nazareno me dijo, un ensayo de colores intensos que forma parte esa revisión.
Hace dos años, el fotógrafo Roberto Mata le propuso ser docente en su taller, y Jesús puso una condición para aceptar: que la clase que diera fuese en Chuao; así surge el curso Chuao apuntes de viaje. Ahora, ha decidido dar color a la escuela dictando el Documentalismo en color, ya que casi todos los trabajos que realizan los alumnos son en blanco y negro. “Ése es mi aporte”.
Mílitza Zúpan - Agosto de 2006
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