miércoles, 4 de septiembre de 2013

Hacedor de imágenes transgresoras - Nelson Garrido

La autocrucifixión
A menudo es tildado de polémico, escandaloso o irreverente por la crudeza de sus imágenes, en las cuales sexo, muerte y religión son elementos recurrentes. Pero Nelson Garrido explica sus motivos con tal naturalidad que todo cobra sentido.


Fotografiar animales con las vísceras a la vista es uno de sus sellos característicos, pero no se trata de una simple afición. “Esta es una sociedad que niega su cuerpo, en la que la relación personal es a través de la cara. Uno se niega a ser orgánico y no es casualidad que las partes más sensibles de tu cuerpo sean las húmedas, las que están más cerca del hecho visceral, pero cuando hablas de sangre y vísceras la gente piensa en muerte. Yo lo veo como algo maravilloso. Investigar ese tema me parece bonito para asumirte como algo integral”, afirma.



La obra de Garrido se basa en una trilogía que, aunque de entrada puede resultar simple, siempre desata pasiones: religión, muerte y sexo. No es de extrañar que, gracias a dicha temática, haya sido censurado más de una vez, dentro y fuera de Venezuela. Pero él no quiere asumir el papel de víctima, “ni decir que soy un incomprendido. Evidentemente, mi obra está para eso y uno de sus valores más importantes es que sigue molestando. El arte no está hecho para resolver problemas sino para generar cuestionamientos”.

Otra de sus inquietudes, por la cuál también ha sido cuestionado, es lo que ha llamado la estética de la violencia: “Cuando empecé a hacer trabajos sobre la violencia era apocalíptico, pero creo que mis imágenes se quedaron cortas al lado de lo que siguió en la historia”, recuerda. Tal afirmación se refiere a Caracas sangrante, trabajo realizado en 1985 que denunciaba la agresividad que se percibía en el ambiente, cuando nadie imaginaba que cuatro años luego ocurriría una explosión social en el país.

“La gran violencia es la que nace de una pequeña violencia, que es la relación con la pareja, con los padres, el tráfico… Todo eso te va mellando y se va creando esa gran violencia. ¿Qué es lo dramático de las sociedades? Que esperamos el gran desastre para reaccionar. Si yo en 1985 lo sentí, ¡no es que sea adivino! Uno es una especie de alarma inconsciente del colectivo. No puedo quedarme callado ante lo que pasa y no tengo pretensiones de trascender sino de decir: Éste es mi manifiesto. La gran complicidad es el silencio”, dice.

Imágenes como La autocrucifixión, La nave de los locos o El nacimiento del niño Jesús son el resultado de años de vivencia e investigaciones. Para él, nada es fortuito: La fotografía es una consecuencia de lo que se vive, de lo que se ve y requiere una cultura visual que implique cine, teatro, danza, poesía y literatura. Es ese conocimiento universal el que permite al individuo asumir el hecho fotográfico.
Caracas sangrante

Nelson Garrido nunca estudió fotografía, pero considera que cuando se habla de autodidacta no se habla de ignorancia, “todo lo contrario. Se habla de asumir una búsqueda o investigación personal y creo que si no existe esa investigación —que es importantísima—, llega un momento en el que se te tranca el serrucho porque necesitas esa teoría. Yo asumí el compromiso de hacer imágenes, por eso digo que no soy fotógrafo sino hacedor de imágenes, es decir, uso la fotografía para hacerlas”.

Desde hace unos 15 años ha compartido sus conocimientos dando talleres de fotografía experimental por toda Venezuela; también dictó ese curso y el de Fotografía Antropológica en Roberto Mata Taller de Fotografía, escuela de la que dice aún sentirse parte. Y en 2003 abrió la ONG —Organización Nelson Garrido—, consecuencia de que los propios alumnos empezaron a pedir más, y son ellos y sus necesidades los que determinan la programación de sus talleres.

Más que exponerlas, para Nelson Garrido lo primordial es que las imágenes queden, por eso trabaja en el área editorial. También está desarrollando un par de proyectos personales: el primero tiene que ver con el presidente Hugo Chávez y escenas cotidianas, el segundo, con la pareja, usando la mantis religiosa y el concepto de sacrificio. Pero sea lo que sea que venga más adelante, siempre será según su visión y no para agradar a otros.

“Lo importante es trastocar los códigos visuales que la gente está acostumbrada a ver, me gusta investigar lo no investigado, transitar lo no transitado, que la imagen te haga reaccionar. Pero la fotografía ha caído en la trampa del hecho pictórico, que es la fotografía complaciente que combina con un juego de muebles. Crear imágenes debe ser un hecho de transgredir, de generar nuevas posibilidades de nuevas lecturas, de detonar ideas. Si es un hecho simplemente decorativo, no me interesa en lo absoluto”.

Mílitza Zúpan - Diciembre de 2006

3 comentarios:

  1. Conocí a Nelson en Madrid en un taller que vino a dar en tabacalera, muy enriquecedor, hizo mirar a fondo dentro de nosotros mismos.

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  2. Nelson paso de profesor a amigo. Un tipo genial que es una enciclopedia de arte y de vida. Que te presenta sin tapujos (al que quiere escuchar y ver) temas fotográficos y artísticos, escamosos, incómodos, casi repugnantes (hasta que te acercas a ellos) pero reales. Uno de los mejores para quitarles vendas de los ojos a los fotógrafos en formación. Saludos Cochon...

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  3. Mucha verborrea tratando de explicar sus fotos.

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