jueves, 3 de marzo de 2016

Una reflexión de Daniel Hernández, a propósito de Foto en la plaza



‪#‎FotoEnLaPlaza‬, con las ponencias de Efrain Vivas, Hayfer Brea, Ricardo Peña y Alejandro Sayegh sobre el Paisaje. Plaza Los Palos Grandes, Chacao. Miércoles 1° de marzo de 2016.

Una bella noche llena de gente bellamente ansiosa de saber del paisaje y que, a pesar de importantes omisiones referidas al mismo, se llevaron el buen sabor del trabajo fotográfico y la reflexión a partir de algunas palabras de los fotógrafos que dieron un homenaje a la línea horizontal. El encuentro en general me dejo notar varias ausencias importantes que me crearon varias incertidumbres. Creo que en esta ocasión me hubiese gustado ver algo más enfocado en la profundidad del ver, la de ver el paisaje, la del viajero, la del artista viajero o las motivaciones que produjeron tal interés en particular por el paisaje y no un enfoque en otra cosa. Faltó puntualizar, más allá de la fotografía o alguna técnica afín a la especialidad del fotografiar el paisaje.

El paisaje es mucho más amplio y, absolutamente en todas las ocasiones, más cercano a nuestros pies, a nuestro olfato, a nuestros oídos, más que al objetivo de nuestras cámaras o a nuestras intensiones de tomar una imagen. Recordé mucho a mi querido y admirado Ricardo Armas que, hablando de nuestras formas de educar, me comentaba que en sus clases de retrato le explicaba a sus alumnos que este no sólo se basaba en el tradicional y conocido encuadre en primer plano del rostro, argumentándoles teóricamente varios aspectos profundos de la fotografía y del retrato, y luego, tras una pausa silenciosa, les preguntaba: "¿Ustedes se han visto los codos?". Después de otro silencio, les preguntaba de nuevo: "¿Ustedes se han visto la planta de los pies? ¿Se han visto la nuca? ¿Detrás de las orejas o detrás de las rodillas?". Y luego de eso, reflexionaba en voz alta para continuar con la dinámica. Todos sus alumnos estaban seguros de que el retrato radicaba en el rostro. 

Ricardo, para hacerlos profundizar más aún, al terminar la clase les mandaba como ejercicio a fijarse en eso, pero también a fijarse en otras cosas que también son retrato y que son parte de la profundidad del ver (a la que me refiero). Los enviaba a realizar fotografías de sus gavetas, de sus habitaciones, por supuesto, sin arreglar, tal cual son. En resumen, ejercicios que profundizaban en el difícil arte del retrato fotográfico. 

En el caso del paisaje sucede lo mismo. El paisaje no está contenido en una línea horizontal solamente ni en un cielo azul. También hay que profundizar acerca de lo que tenemos debajo de los pies, lo que está debajo de las piedras, atrapar el frío, atrapar el calor, atrapar algo que signifique algo, más allá de la infinitud, de la lejanía horizontal.

Daniel Hernández

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