"NY Instantáneo", por Carlos Becerra

"El Imperio, desde la 43", por Carlos Becerra

New York es abrumadora, su ambiente es veloz, el ritmo es como el de un caraqueño a las 3:20, cuando va a cobrar un cheque al Provincial. Y como todavía tienes que ir a Macy's, al Empire Estate, al Central Park y a comer en el lugar ese que te recomendaron, te da pena decirle a los amigos que ni de vaina quieres entrar al Metropolitan, por mas Lautrecs y Goyas que puedas ver; lo único que te interesa es meterte al primer pub irlandés que se te atraviese y tomarte una.

Después de la segunda semana de estadía, cuando ya compraste todos los recuerditos, las cremas de encargo y la mitad de B&H, te comienzas a relajar un poco, no porque dos semanas sea tiempo suficiente para conocer la ciudad, sino porque ya el bolsillo no aguanta: El poco 'cadivi' que quedaba murió el viernes pasado en Adorama y los ahorros se desvanecen a ritmo newyorkino, muy rápido.

Recorrer NY sin 'cadivi' supone retos importantes: No te quedas en Manhattan, te quedas en New Jersey en un sofá en casa del primo ese que todos tenemos en el norte; utilizas más el metro, comes mas pizza de a dolar el slice y caminas diez veces más de lo que usualmente se camina en la ciudad, que ya es mucho decir. Pero esas largas caminatas, entre conexiones de metro de NY a NJ, me permitieron ver una New York que tiene un 'tumbao' diferente al de las películas.

Esa vez fui por motivo del Venezuelans in NYC Festival, a exponer como parte de un colectivo fotográfico que llevaba por nombre Caracas, Norte, Sur y Oeste, primera edición, hecho en RMTF. Ya relajado -y no por falta de ánimo, si no por falta de liquidez-, observé otros detalles que no logras apreciar si vas caminando al ritmo de la ciudad y, cual turista atorrante, mirando al piso, al cielo o a un hidrante, con una cámara instantánea bastante ligera. Porque después de varios días cargando bolsas de un lado a otro, no quieres llevar nada en el hombro ni que te paguen por ello, por esto la instantánea era la única opción posible para alguien dolorido, de pies a cabeza, y fue así como vi a otro New York, sin 'cadivi'.